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Llegamos a Tinerhir, un pueblo que enseguida consideramos
prósperamente turístico por el aspecto de sus casas y sus gentes.
Realmente encantador, aparece erigido en alto lindando con un
frondoso palmeral. Llegamos al Camping Le Soleil y ubicamos la
caravana de Sebastián. El camping nos ha parecido bonito, con
piscina (no muy grande), baños limpios, parcelas amplias y rodeado
por un jardín que visitaremos la mañana siguiente. Decidimos,
aunque está oscurecido, echar un vistazo a la Garganta del Todra
para comprobar que merece la pena repetir a la mañana siguiente
con la luz del día ¡ESPECTACULAR! A la entrada de la Garganta
vemos un hotel cuidadosamente iluminado con aspecto romántico y
una terraza preciosa que disfruta de privilegiadas vistas.
Martes, 22 de marzo
Nos despertamos con la llamada a oración que,
personalmente, me encanta. Salimos para la Garganta y ahora sí
nos empapamos del paisaje. El palmeral nos acompaña todo el
camino, dejándonos ver cómo trabajan la tierra los lugareños. Los
almendros tienen preciosas flores rosadas que destacan entre el
verdor que los rodea. Las casas del pueblo forman una paleta de
naranjas, rojizos y colores tierra. Las paredes rocosas de la
Garganta se estrechan resultando una visión espectacular. Dejamos
las autos a la entrada, en la explanada de tierra y la recorremos
andando recreando nuestra vista por esta magnífica obra de arte.
Los niños hacen el camino montados en burro. El barranco se
ensancha poco después y da paso a una zona con algunas palmeras
y un camino que conduce al pueblo de Tamtattouchte, a 22 kms.
A la entrada de la Garganta vemos muchas autos que,
posiblemente, han pasado la noche a sus pies, lo cual nos resulta
muy tentador porque debe ser maravilloso amanecer en aquel lugar
y ver las imágenes que proyecta el sol sobre las paredes rocosas.
Después de algunas fotos y disfrutar del paisaje, volvemos al
camping para abonar los 60 dh. que nos cobran por las tres
parcelas, electricidad y agua. Queremos visitar el pueblo porque
nos han dicho que trabajan muy bien la plata y nos apetece verlo.
Un chico nos pide que le acerquemos al pueblo para ver a unos
amigos (después nos dimos cuenta de que había sido una excusa
para acompañarnos) y así hacemos. Aparcamos en una plaza frente
al Banco Populaire. El chico se ofrece a acompañarnos en
“agradecimiento” por haberle bajado. No queríamos guía pero
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