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Etretat
Se está haciendo tarde y tras un par de vueltas sin encontrar ningún parking decidimos dejar la
autocaravana en una de las calles de entrada a la ciudad, es una calle ancha y donde no hay ninguna
prohibición de estacionar. No queremos seguir buscando más porque antes, sin darnos cuenta, nos
hemos comido una señal de prohibido el paso a autocaravanas y hemos montado un pequeño atasco.
Eso si, no hemos sido los únicos, detrás de nosotros venían unos franceses que han hecho lo mismo.
Sí hemos visto el área de Camping Car y el Camping pero están bastante retirados para venir
andando.
Cogemos las cámaras de fotos y tras un breve paseo de 400m llegamos a las concurridas callejuelas
del centro, todas ellas llenas de restaurantes. Hacía tiempo que no veíamos tanto restaurante junto por
metro cuadrado. Nos llama la atención la gran cantidad de gente que se agolpa en la puerta de uno de
ellos, ¿no estarán haciendo tortillas como en La Mere Poulard? Pues no, se apelotonan para ver su
interior exquisitamente decorado con motivos marineros. Muy bonito también el mercado municipal
construido de madera, nos recuerda a la iglesia de Sainte-Catherine de Honfleur, con torre y reloj
incluidos. Su interior está lleno de tiendas de souvenir. La falta de tiempo nos impide verlo más
ampliamente.
Por fin llegamos a la playa y comprobamos el porqué de la fama de Etretat. La playa de cantos
rodados y el paisaje de blancos acantilados hundiéndose en el mar y enmarcando la bahía, es lo que
hace a esta pequeña localidad el lugar perfecto que nos habían descrito.
Puerta d'Amont
