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Cuando hemos llegado a la Abadía de las Mujeres, ya estaba cerrada, eran
las siete, así que nos hemos conformado con ver la iglesia y pasear por el
exterior observando su estilo románico.
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El día, como todos, ha sido agotador, pero hoy especialmente hemos
caminado sobre tres horas, sin descanso a pleno sol prácticamente todo el
tiempo y con más de treinta grados… sofocante. Cuando hemos llegado al
camping, nos hemos quedado casi sin fuerzas para la ducha y la cena. Ana
se ha acostado con un dolor de cuerpo que le parece exagerado para lo que
hemos hecho, yo sólo tengo los trapecios doloridos de llevar a María en la
mochila, pero no he podido ir a correr, así que he rematado mi día con una
ensaladita con salmón ahumado… y mi cervecita claro.
María suele inventarse cosas para bajar de la mochila, pero a su paso no
avanzamos nada, esta tarde me decía, -papá, bájame po favó que voy a se
buena-, pero después el rato que está suelta, es más mala que un rayo, le da igual todo, toca las papeleras,
intenta cruzar sin ir de nuestra mano… Al entrar en las iglesias, habla fuerte, y hoy además decía bien
fuerte, -aquí huele mal-, y simplemente era olor a humedad, pero se ve que no le agradaba.
Eva, ha ido todo el paseo renegando del calor, pero lo ha superado bien. Al llegar al camping, ha terminado
la choza de hierba que le estaba construyendo a Campanillas, que ya va por su segunda pegada de cabeza…
¿La anécdota del día?, pues que me acabo de dar cuenta de que hemos estado pensando todo el tiempo que
era sábado y podíamos haber aparcado donde nos diera la gana sin pagar, en vez de estar andando de un
lado para otro… pero el calor está claro que atonta, porque hemos estado a punto incluso de abonar, las
supuestas horas de sábado que nos correspondían.
__________________________________________________ 6 Lunes
E
l viaje han sido unos 240kms, todos lloviendo, no muy fuerte, pero casi sin parar. Hemos
levantado las patas de la caravana en Saintes lloviznando y las hemos instalado de nuevo lloviendo en
Montbazón
, en el corazón del
Valle del Loira
.
Este pequeño pueblo, tiene en pié los vestigios de lo que
fue una gran fortaleza del siglo XII, una de las más
antiguas de Francia.
Quedan los muros de la torre del homenaje reforzados
perimetralmente por dentro con un gran zuncho de
hormigón, puesto que un rayo en 1957, la partió en dos.
También se conservan las murallas exteriores. Dentro un
señor muy amable que ronda los setenta, con la barba y el
pelo blanco, te explica gustosamente las leyendas del
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