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castillo. Después observando los paneles explicativos en su interior, nos hemos dado cuenta de que él es
casi parte del mismo. Es el propietario desde hace años y se dedica a recaudar para mantenerlo. Tiene un
pequeño jardín medieval.
Así que después de acampar en una parcela con vistas al río Indre, hemos visitado el castillo y hecho la
compra. Nada del otro mundo, pero a veces se necesita estar tranquilo y sin hacer nada, cosa casi
imposible con María.
El camping tiene buenas parcelas con césped y poca sombra, aunque está rodeado de vegetación y árboles
grandes en la ribera del río. En la recepción tienes que encargar el pan la tarde antes. Los aseos antiguos,
pero correctos.
Hoy en el viaje que ha sido de casi tres horas. María se ha dormido las tres cuartas partes del mismo, con
lo cual, para nosotros ha sido estupendo. Pero por la tarde, la cosa ha cambiado. No ha dejado de hacer
trastadas y como le da igual que la regañes… Pues eso, lo toca todo, provoca, pega a su hermana... Al final
te das cuenta de que por la tarde, ha echado de menos su siestecita y eso le provocaba mal estar,
excitación, llanto… Esto de romperle su ritmo…
_________________________________________________ 7 Martes
A
l fin estamos en el
Valle del Loira
viendo castillos. Ya en el año 95, cuando estuvimos en París
(sin caravana y sin niñas...), intentamos hacer una excursión de un día hasta aquí, pero los casi 300€ que
costaba, no nos permitieron darnos ese capricho, se salía de nuestro presupuesto, así que lo dejamos para
más adelante... ¡Quién nos iba a decir que al final lo disfrutaríamos tanto!
Ya entonces me resultó curioso que a lo que llaman castillos aquí, no es como en España a las fortalezas
defensivas, sino a los palacios de los reyes o ricos, que de algún modo suelen tener algo en su silueta, que
recuerdan a esos castillos, como almenas en las esquinas, fosos secos o con agua proveniente de un río y
detalles por el estilo.
Esta mañana hemos visitado el château de
Chenonceau
, que está a unos cuarenta
kilómetros de nuestro campamento base.
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Primero hemos esperado para sacar las
entradas una buena cola, pero después no
había que hacer grupos ni esperar más.
Esto tiene de bueno que estás más a gusto
porque no tienes prisa, ni te agobia el guía,
pero de malo que había gente por todos
los rincones, no había manera de hacer una
foto sin que se te cruzara alguien.
La historia del palacio es como siempre
curiosa, este se fue construyendo a
petición de las mujeres que iban viviendo en él, cada mujer que lo habitó, mandó hacer una parte nueva y
dejó su huella, por eso se le llama también “de las Damas”, la que más aparece es la de Catalína de Médicis,
pero antes que ella lo habitaron Catherine Briçonnet, su primera moradora y Diana de Poitiers que se
esforzó mucho en embellecerlo.
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