

El primer lugar es Blagai. Aparcamos en el lugar habilitado para tal menester -N 43º 15´23´´ E
17º 54´06´´- y desde allí, se accede por una carretera peatonal, aproximadamente un
kilómetro. A ambos lados hay tiendecitas de suvenir, frutas y algunas plantas. Me quedo con
las ganas de llevarme una higuera.
Al final del camino ,se encuentra un tekke derviche al lado de la gruta donde nace el rio Vrelo
Buna, de la cofradía Naqsbandt. El nombre de Blagai significa suave, y realmente este lugar
merece el nombre. Es un idílico lugar, de aguas esmeraldas que lleva el rio. Por un puente de
madera se accede al lugar donde alquilan barquitas para entrar en la caverna que se
encuentra bajo el espectacular acantilado de 20 metros.
El tekke se puede visitar, la construcción es de arquitectura otomana mediterránea.
Pero Blagai. Conocido y visitado por el tekke, es muchísimo más. El pueblo tiene una estructura
rural
de
las
más
valiosas
de
Bosnia.
En la antigüedad, un emperador bizantino construyó una fortaleza sobre el antiguo
asentamiento prehistórico llamado Bona. Fue una importante ciudad a con 7 mezquitas, una
medersa, dos posadas, siete molinos y cuatro puentes. El Buna se une al Neretva, llamado
Krupa, y se produce una curiosidad única en Europa: aquí el rio fluye en ambos sentidos, de la
fuente a la boca y de la boca a la fuente.
Después marchamos a Stolac, a la necrópolis de Radimlija. Tres kilómetros antes de llegar al
pueblo a la derecha, a una distancia de Mostar de 38 kilómetros, muy organizado, en la
oficina, un señor que nos cobra un euro a cada uno -antes no se cobraba- nos enseña un