

Poco más adelante, a mano derecha se abre otra estrecha callejuela. Se trata de la
calle Francisco Pizarro. ¡Cómo no iba a tener una calle en Cuacos el ilustre cacereño nacido
en Trujillo! Una de sus casas, con el típico entramado de madera en su fachada, llama
nuestra atención. Coincido plenamente con la apreciación que Antonio hizo de ella:
“Le
sobran las persianas”.
Le sobran las persianas