

Panorámica interior de la Iglesia de la Asunción desde la puerta de entrada
En el interior de la iglesia hay imágenes de gran valor. Un nazareno, del tipo conocido
popularmente como “Jesús rescatado”, a imagen del famoso Cristo de Medinaceli. La
pequeña talla de San Gil, con su negra sotana y su bonete de cuatro puntas, objeto de viejas
disputas entre los habitantes de Cuacos y los de la vecina Aldeanueva de la Vera, pero
superadas mucho tiempo atrás. Santo este, por cierto, muy venerado en ambas poblaciones.
En uno de los lados de la iglesia me paro a contemplar la urna de un Cristo yacente,
que antes fuera imagen de un crucificado, y al que hubo que serrar los brazos para poderlos
colocar junto al cuerpo dentro de la urna. Bellísima imagen, pero que pide a gritos una
restauración.
Y el Cristo del Amparo, de gran devoción en Cuacos, y que celebra su gran fiesta el
14 de septiembre.
La iglesia de Cuacos está consagrada a Nuestra Señora de la Asunción, pero la
patrona de Cuacos es la Virgen de la Soledad, y a la que hace poco procesionaron, como
todos los años en el Lunes de Piedra, segundo lunes después de Semana Santa, subiéndola
a su ermita.
Salimos de la iglesia, y continuamos nuestro paseo por la Calle Gabriel y Galán hacia
la Fuente de los Chorros. La pequeña plaza en donde está la fuente es uno de esos rincones
mágicos de Cuacos.
Fuente de los Chorros