Viajes por Europa (III parte). Castillos del Loira (II parte), Valle del Mosela, Selva Negra y Austria.
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Son lugares donde recoger todos los bártulos de la autocaravana se hace despacio, sin prisas: se
desconecta el cable de la electricidad con parsimonia, se colocan con mimo en el maletero los
cachivaches que estorban en la célula durante el viaje. Se bajan claraboyas, se cierran puertas y
ventanas; son todos y cada uno de los rituales que se hacen cuando te vas de un lugar, pero en
ocasiones como esta, se hacen con lentitud, se siente partir.
Antes de salir, nos despedimos de Paco y de su mujer. Es una despedida de amigos que
compartimos la misma afición, un gesto de lealtad futura, un “amigos para siempre”. Nos fundimos
en un abrazo. Un abrazo de quien se conoce de toda la vida. Un abrazo de padre a hijo.
Al salir del área y volver a pasar por Friburgo, se ve la ciudad desde las ventanas de la
autocaravana. Intentamos capturar las últimas imágenes y revisamos con la imaginación las
situaciones vividas horas antes, y que horas después estarán ausentes; no miramos por ver si
olvidamos algo sino para retrasar el cierre definitivo del recuerdo de esta ciudad que nos
acompañará para siempre.