Viajes por Europa (III parte). Castillos del Loira (II parte), Valle del Mosela, Selva Negra y Austria.
53
Una vez visto el castillo, nos disponemos a dar una vuelta por el pueblo. En Francia, los comercios
cierran a las siete de la tarde, pero a las siete en punto, a veces, incluso antes. A menudo, no
queda más remedio que comprar media hora antes ya que a las seis y media ya están recogiendo
los tenderetes y echando los cierres. Los restaurantes no le van mucho a la zaga, y simplemente
cierran en función de la clientela que hay sentada en sus terrazas o en la barra de dentro. En los
lugares pequeños como Valençay, la mayoría de bares y restaurantes o "lugares donde comer",
cierran a la misma hora que los comercios: son lugares que parecen haber existido en otra vida.
Con tan poca vida en las calles, parece que los comercios también estuviesen de vacaciones. De
vez en cuando y, con suerte, se encuentra alguno, pero lo dicho, a las siete de la tarde de
cualquier día de agosto, la vida se difumina cual azucarillo en un café.
Haciendo caso a una recomendación que nos habían hecho, buscamos y encontramos la
pastelería Chechery, famosa por sus excepcionales tartas de patata. Como es costumbre en
nosotros, cuando la encontramos está cerrada. La pastelería cierra los lunes por descanso, por lo
que nos quedamos con las ganas. Junto a este famoso establecimiento, hay otra pastelería donde
también hacen las famosas tartas de patata; no son las de Chechery pero tampoco tienen nada
que desmerecer. Allí nos hacemos a la idea de lo que es la conocida tarta: deliciosa. Habrá que
volver para probar la original.
El atardecer, anaranjado, conforma un paisaje de ensueño; cuadros de colores dibujados por las
aguas del Nahon y las sombras que proyecta el castillo de Valençay bajo el sol menguante.