También hemos visto una consecución de dólmenes haciendo un pasillo, pero muy bajitos, como para entrar
de rodillas, ni mucho menos tan altos como los de Antequera. Cuando llegue a casa lo estudiaré, porque aquí
el guía que te explicaba las cosas en francés, salía de un punto a unos cuatro kilómetros de la oficina de
información y una hora después de comenzar nosotros la visita, así que no hemos esperado y hemos hecho
la visita a nuestro aire.
Después, en el coche, hemos paseado por otra ruta de vuelta al camping, para ver un poco las playas y el
tercer puerto en importancia de Bretaña y nos han encantado, ¡que color más bonito tenía el mar!
También ha tocado hoy compra, como casi todos los días, así que hemos ido María y yo en la bici como en
Montbazon, a ella le encanta venir, pero a mi me vuelve loco, no para, no calla, lo toca todo, se escapa… hoy
en cambio me ha ayudado, ha llevado la cesta cargada que tenía ruedecillas y asa para arrastrarla todo el
rato hasta la caja, y eso que comprar en Francia para mí no es tan fácil, porque todo es diferente, no
conozco las marcas y me cuesta encontrar algo que sea lo que busco.
Ana entre tanto se ha quedado preparando el almuerzo y la lavadora que había que poner. Eva se ha
quedado, hoy se ha pasado el día leyendo, no se nota que está ahí la verdad. Ayer en Carrefour
aprovechamos para comprarle cuatro películas de dibujos animados en francés, porque las que le grabo de
los originales en casa, saltan en su DVD portátil, que es demasiado sensible y parece que sólo le gustan las
pelis originales.
______________________________________________ 22 Miércoles
Nos ha sorprendido
Vannes
, no esperábamos ver un casco histórico tan lleno de callejones con
vistosas casas de entramado de madera, esta vez pintadas de diferentes colores y con el ladrillo
enfoscado.
La llegada ha sido un poco penosa, porque aunque hemos llegado
relativamente rápido al centro, hemos esperado casi media hora de
cola para dejar el coche en un aparcamiento vigilado. Ha valido la pena
porque estábamos en pleno centro. Lo primero como siempre, pedir
información en la oficina de turismo.
En seguida y tras ver el pequeño
puerto deportivo, nos hemos
topado con un rastro que ocupaba
calles y calles, nos ha gustado
mezclarnos con la gente y
curiosear lo que se vende por aquí y como en todos, charlatanes a voz
en grito explicando las maravillas del producto, mucha ropa, comida,
flores y objetos curiosos.