Nos ha llovido un poquito camino de la Catedral, pero soportable.
Hemos estado en un antiguo lavadero público recién restaurado, donde con una pequeña exposición te
explicaban como hacían bien su trabajo las lavanderas, eran famosas y cobraban por sus servicios. Su
emplazamiento, obviamente al borde del río, ha sido un sitio magnífico para comernos nuestro bocadillo.
Desde allí se ven bien las murallas de la ciudad, la torre del Condestable, una de las puertas de entrada y
el Chateau de l'Hermine, todo entre jardines.
Por la tarde hemos paseado con el coche por toda la parte occidental del
Golfo de Morbihan
, descubriendo
pueblecitos, playas, puertos, rincones preciosos…
Le Bono
, que teníamos ganas de verlo porque nos pareció
pintoresco visto desde un viaducto que hemos
atravesado un par de veces, lo hemos
recorrido también en coche, no tenía nada de
especial…
Uno de los pueblos que más nos han gustado se llama
Auray.
Hemos paseado un ratito a pie por su
ambientado puerto antes de volver a casa.