Viajes por Europa (III parte). Castillos del Loira (II parte), Valle del Mosela, Selva Negra y Austria.
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El exterior del Campo y la Escalera de la Muerte
Una vez visto el interior del campo, salimos al exterior, a la gran explanada que hay delante del
portón de acceso. La explanada, que en su día acogía el departamento político del campo de
concentración, los equipos de vigilancia de las SS, un hospital de campaña, un casino para la
diversión de los jefes y oficiales y los almacenes, hoy alberga diferentes estatuas, placas y
monumentos conmemorativos de los diferentes países que entraron en conflicto y que recuerdan
a sus muertos. Todas las razas y religiones están representadas.
El monumento dedicado a las víctimas griegas en Mauthausen reza: "Das Vergesseb des Bösen
ist die Erlaubnis zu seiner Wiederholung" (Olvidar el mal pasado es permitir que se repita). Cerca
se levanta otro tributo dedicado a los españoles allí fallecidos. En él, una placa en cuatro idiomas
señala: "Homenaje a los 7.000 republicanos españoles muertos por la libertad". Todos los países
que perdieron allí a compatriotas sufragaron los gastos de sus respectivos monumentos, pero en
el caso de la escultura que recuerda a los españoles, tuvo que pagarse con el dinero que
aportaron los familiares de las víctimas.
Un camino a la izquierda nos conduce a la cantera y a la temida escalera de 186 escalones. A
mitad de camino entre el campo de concentración y la escalera de la muerte, se encuentra “El
muro de los Paracaidistas”, un lugar donde se despeñaba a los presos para disfrute de sus
vigilantes.