Viajes por Europa (III parte). Castillos del Loira (II parte), Valle del Mosela, Selva Negra y Austria.
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El complejo, estaba rodeado por una barrera de dos metros de altura y se encontraba dividido en
dos partes: el interior (Hoheitsgebeit), donde se encontraba el Berghof y la casa de Martin
Bormann y la exterior (Hinterbrand) con el resto de las construcciones.
Todo era vigilado por la SS para lo cual se mandaron construir barracones, casas para los
empleados, guardería, hoteles, etc. Hitler hizo mucho hincapié para que las construcciones no
afectaran a la zona, por lo que mandó conservar todos los árboles y la caza existente en los
alrededores. Estaba prohibido cazar y se instalaron comederos, proporcionando en invierno una
alimentación regular para los animales. Se instalaron dos invernaderos con una granja de
champiñones e incluso Bormann tuvo cien colmenas de abejas en su finca.
Volvamos al Nido del Águila. Partiendo de la idea de Bormann, que quería ofrecer a su maestro y
señor un regalo excepcional, la casa fue diseñada por el arquitecto Roderich Fick para tener un
lugar aislado para las reuniones y, por qué no, para impresionar a los diplomáticos de otras
naciones que visitaban con frecuencia a los altos mandos nazis. Su nombre real es Kehlsteinhaus
(la casa de Kehlstein, nombre de una montaña de los Alpes bávaros) aunque los británicos y los
americanos lo conocían por el nombre de Eagle's nest (Nido del Águila), nombre que le puso el
embajador francés André-François Poncet en una visita el 18 de octubre de 1938. El nido del
Águila había conseguido en esa visita lo que Bormann buscaba: impresionar. Poncet escribió
posteriormente que el lugar le parecía un espacio sideral en el que la edificación parecía flotar. Se
desconoce si había fumado algo durante los postres…