

llegar a pie, por un sendero de unos 5 km, pero en Maps he visto que hay una pista que llega más o
menos hasta la mitad. Será mala, seguro, pero con nuestro coche no deberíamos tener problema.
El problema es que la pista existe, pero con una señal de prohibido muy grande. Y, desde luego, no
vamos a pegarnos una caminata de una hora de ida y otra de vuelta a pleno sol en plena hora de la
siesta para hacernos una foto frente a Capri; isla a la que, por cierto, hemos descartado ir por el
abusivo precio de los pasajes y porque hemos leído que aquello es un hervidero de turistas haciendo
fotos, sin que esperemos que sea mucho más que lo ya visto en la costa amalfitana.
Así que al camping, bañito en la piscina y relax. Esto ya está visto, y no nos ha parecido para tanto. O
somos unos sosos, o hemos visto ya demasiado y pocas cosas nos sorprenden. Mañana empezamos a
movernos hacia el norte.
Capri, c’est fini