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Llegamos a Positano, primer pueblo de gran fama de la costa amalfitana. Segúnmuchos, el más bonito.

Pues si éste es el más bonito… creo que ya hemos visto bastante por hoy. No tiene nada. Colgado de

la ladera de la montaña, sí… como otros tantos. Con casitas de colores… descoloridos. Mucho

Photoshop es lo que corre por internet. En realidad, probablemente eso es lo que tiene más la culpa

de nuestra decepción. Y es que hoy en día es difícil disfrutar de lo mejor que tiene viajar: las sorpresas,

los paisajes inesperados, la alegría del descubrimiento. Internet ha matado eso. Ahora vamos a los

sitios tan documentados, que es como si ya los conociéramos. No hay sorpresas. No sólo sabemos lo

que vamos a ver, sino que en muchos casos ya lo hemos visto antes en fotos. Sí, puede que antes se

nos escaparan cosas por no saber que existían, pero las que veíamos tenían la ilusión de lo

desconocido, del descubrimiento. Lo echo de menos. Si a eso le sumamos que, en casos como éste,

las fotos previas que has visto están editadas hasta decir basta, resultando ser mucho más vistosas

que la realidad, pues lo que te llevas es una decepción. Una pena.

Ni paramos en Positano. Bueno, sí, paramos en la carretera (hay apartaderos frecuentes) para echar

un vistazo al paisaje y hacer una foto, pero el pueblo no tiene nada, de hecho muchas casas son cutres

y desvencijadas cuando las ves de cerca. Seguimos carretera adelante.

Curvas, roca, mar, barquitos, sol… Es mono. Sí, es mono. Si estás aquí, pues hay que verlo. Pero no es

único. Esto ya lo hemos visto antes en otros sitios.

Más pueblos (más sosos que Positano), más paradas para foto, más curvas, y llegamos a Amalfi, el

pueblo que da nombre a la costa y con el que prácticamente termina la zona chula de acantilados.

Este pueblo sí que parece mono, así que decidimos parar. Además, hay que comer. Hoy, como

preveíamos un día de excursión sin saber dónde ni cómo terminaríamos, llevamos bocadillos que

hemos preparado con lo que hemos comprado en el súper junto con los polvos para las hormigas.

Positano, sin Photoshop