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Día 8 – Costa amalfitana y hormigas asesinas

Hoy toca visitar la costa amalfitana, patrimonio de la humanidad por la Unesco y actual lugar de

peregrinaje del turista americano medio y algún que otro europeo en busca del selfie perfecto. Un

recorrido de un día por carreteras estrechas de montaña bordeando acantilados y pueblecitos

colgados de la roca al borde del mar.

Estamos preparándonos para salir y Mari Jose me da la alarma: hay hormigas en la caravana. Ha

matado al menos tres, pero seguramente hay más.

Me acerco y miro el exterior: ¡estamos invadidos! Un auténtico río de hormigas recorre toda la

caravana por los laterales, por el techo, por todas partes. Suben por detrás, recorren el techo, bajan

por delante, recorren los laterales… Ahora entiendo por qué habíamos visto todo el camping lleno de

marcas blancas rectangulares en el suelo: ¿por qué pintan alrededor de las ruedas, para saber dónde

tienen que colocar la caravana? No: aquí todo el mundo echa insecticida en polvo alrededor de las

ruedas, patas y demás elementos que apoyan en el suelo para evitar ser invadidos por una raza de

hormigas asesinas en busca de turistas desprevenidos.

Cojo el insecticida que siempre llevamos para estos casos (aunque nunca habíamos tenido una

invasión así) y fumigo sin parar todo el exterior: por todo el camino que han hecho las hormigas por

toda la caravana, y luego fumigo bien patas, ruedas, jockey… todo lo que está en contacto con el suelo.

A continuación, pasamos dentro, a buscar hormigas: las hay. No muchas, pero las hay. Inspeccionamos

y las vamos matando una a una. Especial atención a los armarios donde guardamos la comida y, sobre

todo, el azúcar: parece que ahí no han llegado, hemos debido detectar el problema rápido, y parece

atajado. Pero hay que buscar una solución mejor: hay que comprar polvos insecticida.

Aplazamos la visita a la costa amalfitana y cogemos el coche para ir a Sorrento a un supermercado.

Aprovechamos para hacer la compra (todo caro, como pasa siempre en los sitios costeros turísticos)

y localizamos sin mayor problema el insecticida Bayer en polvo. Haberlo encontrado tan fácilmente

indica que éste debe ser un problema habitual en la zona; en España éste no es un producto que se

consuma mucho, que yo sepa.

Volvemos a la caravana y espolvoreo bien alrededor de todo lo que está en contacto con el suelo:

patas, ruedas, apoyos del toldo… Misión cumplida, espero que ya estemos a salvo de la marabunta.

Ya podemos irnos a hacer turismo. Mientras salimos, volvemos a fijarnos en los que llevan tiempo

instalados ahí: todos, absolutamente todos, por todo el camping, tienen todos sus elementos bien

rodeados de marcas blancas de polvo insecticida. Parece que el problema de las hormigas está

generalizado, no es cosa de un hormiguero mal situado...

Hemos leído muchos comentarios metiendo miedo sobre la carretera de la costa amalfitana: que si es

muy peligrosa, muy estrecha, con muchas curvas, con muchos coches, con autobuses que apenas

pasan… Que si mejor coger el autobús que te va dejando de pueblo en pueblo, porque además no

puedes aparcar en ningún lado y los parkings son carísimos… Vale, esto último es cierto, pero lo demás,

chorradas. Es una carretera de montaña como otras tantas. Estrecha, como otras tantas. Recorriendo

acantilados, como otras tantas. Con mucho coche porque hay mucho turista, especialmente

americanos con coches de alquiler, o americanos en tours guiados con conductor en furgonetas de

lujo, pero nada especial. Acertamos al hacerlo en coche sin depender de autobuses y horarios.

Ya vislumbramos la costa amalfitana. Es chula. Acantilados, mar, barquitos… eso siempre gusta. Pero

nada que no hayamos visto antes. Recuerda a la Costa Azul, o incluso a la Costa Brava. Vale, es mona…