

Mari Jose alucina. ¿Y te fías de él? Pues tanto como de un Rolex comprado en Aliexpress, pero ¿qué
voy a hacer? Ya verás como no encontramos el coche. Calla, mujer, no será para tanto… Pero la verdad
es que el barrio no da mucha seguridad. Pero es que nada en Nápoles da mucha seguridad. Nápoles
es la anti-seguridad.
No digo nada, pero a medida que vamos andando hacia el centro (el viejo, contento con sus 5€, nos
ha dicho hacia dónde era, mientras nos recalcaba que no olvidemos que hemos aparcado en la “Piazza
del Carmine”, no sea que no sepamos volver) voy pensando que mi mujer tiene razón: ¿por qué leches
he aparcado ahí, donde luego hemos visto un coche abandonado, basuras y pobreza (es decir… puro
Nápoles) pudiendo aparcar en el centro sólo pagando un poco más? Sí, creo que me he arriesgado sin
motivo, y no debía haberlo hecho. Pero no digo nada, al contrario, intento quitarle importancia y
tranquilizarla. Quién sabe, quizás el viejo es el representante de la Camorra en el barrio y el coche va
a estar más protegido que en cualquier otro sitio… Mis hijos alucinan: ¿en serio? ¿Era de la Mafia?
Chsss… no digáis esa palabra, que no os oiga nadie, aquí está muy mal visto… ¿Pero era o no era? Yo
qué sé, lo he dicho de coña, pero puede ser… aquí hay mucho de eso, cada barrio tiene su dueño, y
esas cosas… a saber, pero mejor estar a bien con el viejo, por si acaso. Alucinan y nos reímos un poco...
pero en el fondo la verdad es que no me quedo muy tranquilo.
Mi amigo de la Camorra. Tan famoso que hasta sale en Google Maps. Al final aparqué donde el coche
negro, al lado de la basura. A la derecha, las plazas de aparcamiento “oficiales”.