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Viajes por Europa (III parte). Castillos del Loira (II parte), Valle del Mosela, Selva Negra y Austria.
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los Kapos
De entre los prisioneros, los SS escogían a algunos como kapos. Éstos contaban con una serie de
privilegios, que en la mayoría de los casos, se ganaban gracias a la crueldad con que se
empleaban con los prisioneros. Su tarea consistía en hacer cumplir las normas, y para ello no
dudaban en emplear toda la violencia necesaria, casi siempre de forma caprichosa y cruel. Habían
decidido salvar su pellejo aún a costa de traicionar a sus propios compañeros. Los primeros kapos
fueron presos comunes alemanes (llevaban un triángulo verde en sus trajes). Eran temidos por
sus actitudes. A la mayoría de ellos se les pusieron apodos. Los más conocidos, eran King Kong,
Popeye, Séller y el Gitano. Fueron capaces de acabar con sus propias manos con la vida de
cientos de sus compañeros de campo. Tampoco faltaron kapos españoles; varios supervivientes
han recordado los casos de José Pallejá (el Negus), Indalecio González, Joaquín Espinosa,
Laureano Navas y Félix Domingo. El peor de todos fue Indalecio González. En un incidente
especialmente trágico en septiembre de 1944, González mató a siete prisioneros empujándolos a
un pozo lleno de excrementos humanos. Llegado el momento de la liberación del campo de
Mauthausen, no pocos de estos kapos fueron víctimas de quienes tuvieron que padecer largo
tiempo su indiscriminada violencia. La mayoría, sin embargo, logró escapar.
Los Prisioneros
A principios de octubre de 1938, Mauthausen tenía 565 prisioneros, en su mayoría políticos y
criminales comunes. En diciembre de 1939, el número de prisioneros había aumentado a 2.772,
principalmente criminales, "asociales" comunistas, socialistas, opositores políticos, gitanos y
objetores religiosos, incluyendo Testigos de Jehová. A todos ellos, los nazis los denominaban
Volksschädlinge, algo así como parásitos del pueblo. Posteriormente, también comenzaron a
ingresar en el campo, opositores nazis de los países ocupados, así como militares británicos y
americanos.
En diciembre de 1940: 8.200 prisioneros. En diciembre de 1941: 15.900. En diciembre de 1942:
14.000. En diciembre de 1943: 25.607. En diciembre de 1944: 73.392 prisioneros (hasta mediados
de 1944 hubo relativamente pocos judíos, pero entonces comenzaron a llegar en gran número
desde Hungría y Auschwitz, así como transferidos desde otros campos).
Los republicanos españoles fueron deportados a diferentes campos de concentración pero a
Mauthausen fue a parar el grueso, 7.685 deportados, de los cuales únicamente sobrevivieron
2.421. El 6 de agosto de 1940, llegó al campo el primer contingente de españoles, provenía del
Stalag XIIIA, situado en Moosburg, cerca de Múnich, eran 392. El 28 de agosto de 1940 llegó un
segundo grupo de españoles procedente de Angoulême en el “Convoy de los 927” formado por
470 hombres. El 13 de diciembre de 1940 llegaron 849 hombres. A finales de 1941, ya habían
ingresado en el campo 6.920 españoles.
Como vemos, la mayor parte de los republicanos llegó entre 1940 y 1941 y falleció este último año
o el siguiente. De hecho, en septiembre y octubre de 1941 todos los muertos de Gusen fueron
españoles.
En 1942, más de la mitad de los prisioneros eran de origen español. Por esas mismas fechas,
Francisco Franco mantenía su delirio pronazi y su convicción en la victoria de la barbarie hitleriana
a la cual manifestaba su total apoyo: en un discurso dado en la audiencia militar de Sevilla del 14
de febrero de 1942, afirmaba que:
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